¿A quién no le gusta ir a comer o cenar a un buen restaurante? En la actualidad existen millones por todo el mundo, pero no siempre ha sido así. Pero debes saber que estos establecimiento existen desde hace cientos de años. En CurioSfera-Recetas.com, te contamos la historia de los restaurantes.
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Origen del restaurante
Los primeros restaurantes de la historia considerados como tales se desarrollan en la provincia de Hangzhou, en la antigua China, durante la dinastía Song. El primero reconocido es el establecimiento de Ma Yu Ching, en Kaifeng, que servía comidas, especialmente pollo, en el año 1153.
Con un millón de personas en la región y numerosos desplazamientos por asuntos de negocios, era el lugar ideal para la aparición de los restaurantes. Pero, no nos confundamos, en Occidente existían tabernas, fondas y posadas hacía mucho tiempo, aunque locales que se dedicaran sólo a servir comidas y bajo petición expresa del cliente sólo aparecen a partir del siglo XVIII.
Primer restaurante de Europa
El restaurante más viejo conocido de Europa es la casa Sobrino de Botín, en Madrid, abierto en 1725 y aún en funcionamiento. La palabra restaurante aparece en el siglo XVI, derivada del francés restaurer, que significa “restaurar”, y se refiere a una sopa aromatizada que devuelve el ánimo a quien la toma, por muy desfallecido que se encuentre.
En 1765 se abre el primer local conocido dedicado a este servicio, el ‘Boulanger’, en París, que sirve la sopa restauradora y tiene el menú a la entrada.
En 1782, Antoine Beauvilliers sigue su ejemplo y abre la Grand Taverne de Londres en la calle Richelieu, 26 de París. Es el primero en ofrecer raciones individuales en mesas para dos personas o para una, y en poner un menú durante unas horas determinadas.
Durante la Revolución Francesa, París se llena de restaurantes que deben servir comidas a los provincianos que vienen a sumarse a las manifestaciones.
Primer restaurante de América
En 1794 se abre el primer restaurante de Estados Unidos es el Julien’s Restarator, en Boston. Estaba dedicado exclusivamente al servicio de comidas y fundado por un emigrante francés, que en Francia trabajaba sirviendo comidas a clérigos y nobles contratado por el arzobispado de Burdeos, y que marchó de su país a causa de la Revolución. En aquella época no faltaban tabernas (más de doscientas en Filadelfia) ni pensiones en América.
Servicio a la rusa o a la francesa
Desde el siglo XVII, las comidas oficiales se sirven a la francesa, es decir, que todos los platos disponibles se colocan al mismo tiempo en una mesa delante del comensal, que elegirá por dónde empezar.
Entremeses, sopas y potajes, pescados, asados, estofados y postres se colocan a la vez, y la persona se sirve ella misma. Además, los platos se colocan antes de que lleguen los invitados. Este estilo de comida se convertirá en el futuro en el buffet.
En 1810, el príncipe ruso Alexander Hurakin, embajador en París entre 1808 y 1812, introduce el servicio a la rusa, que consiste en servir los platos secuencialmente.
La manera correcta de hacerlo es la siguiente se colocan en la mesa todos los platos a utilizar, salvo los de postre. Se ponen todos los cubiertos, a la derecha los cuchillos y a la izquierda los tenedores, la servilleta enrollada en lo alto del plato, junto con la tarjeta del nombre. Detrás, el salero, la nuez moscada y un menú escrito a mano, con las copas de agua, vino y champán.
El comensal se sienta en su sitio y se coloca la servilleta en las rodillas, antes de que el plato de las ostras se coloque encima de los demás. Y empieza la función un entrante con caviar, pescado, dulces, pastel vegetal, un asado con verduras, una bebida de zumo de limón y naranja, brandy, champán, caza con ensalada, más dulces, quesos, granizados, café y licores.
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